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Fecha publicación: 22/04/2016

Esta es una de las preguntas claves que estamos discutiendo esta semana en el II Congreso Interamericano de Agua y Saneamiento Rural, organizado por AIDIS en Santiago de Chile

Los ODM logrado

La cobertura de agua en América Latina y el Caribe es de 95%, siendo casi universal (97%) en áreas urbanas y 84% en áreas rurales. Implica que la región alcanzó los ODM. Apenas 4 países no lograron la meta nacional. En cuanto a saneamiento, la cobertura es de 83%, siendo 88% en áreas urbanas y apenas 64% e áreas rurales. Implica que la región no alcanzó la meta de saneamiento, aunque el aumento de cobertura rural de 36 a 64% ha sido un logro importante, sobre todo comparado con otras regiones en el Mundo. Nos deja entonces con una región en la cual un 34 millones de personas no tienen acceso a agua, de los cuales 61% viven en el áre rural. De estos más de la mitad vive en 5 países: Brasil, Colombia, Haití, México y Perú. De los 106 millones de personas sin saneamiento, 45 millones viven en el área rural. 

Proyecciones de lograr los ODS

La organización WASHWatch ha producido mapas con proyecciones lineares de cobertura hasta el año 2030. El mapa para agua indica que la región como tal alcanza la cobertura universal en el 2030. Este mapa no distingue entre áreas urbanas y rurales. Haciendo la proyección específicamente para el área rural, vemos que unos y países no lo logran: Colombia, Costa Rica, Ecuador, República Dominicana, Haití, Jamaica, Nicaragua, Perú, Trinidad y Tobago y Venezuela. El mapa de saneamiento indica que la región llega una cobertura de un 93% con varios países estando más lejos de la meta. Y haciendo nuestra propia proyección sólo para el área rural, la mayoría de los países no logran cobertura universal en el área rural.

Superar la línea de tendencia

Estas son proyecciones lineares. La pregunta es si sería posible superar la tendencia y llegar a tazas de crecimiento de cobertura más altas? Un estudio reciente indica que la taza de crecimiento de cobertura muchas veces sigue una curva-S, que es típico para la adopción de innovaciones. Cuando poca gente tiene cobertura, el nivel de adopción por otros es bajo, pero va acelerando. Los niveles de adopción son más altos en el segmento medio. En la medida que la cobertura va aproximando niveles muy altos, la taza de crecimiento va disminuyendo. Llegar a los últimos segmentos de la población - que suelen de ser las más dispersas y remotas - es más difícil y caro. Por ejemplo, en Honduras encontramos que el costo per cápita de inversiones en agua rural es más alto en las poblaciones dispersas, que son justamente aquellas que menos cobertura tiene. Superar la línea de tendencia implica aumentar la cobertura más rápida que se ha hecho en el pasado, y esto justo en la parte más difícil de la curva-S, donde los niveles de crecimiento tienden a bajarse.

Pero no siempre ha de ser así. Hay varios países que han mantenido niveles de crecimiento altos hasta llegar a la cobertura total. Tal vez una parte de la respuesta está en los niveles económicos de un país. En la medida que un país está más rico, tanto el estado como la población tendrían más recursos a invertir en agua y saneamiento. La gráfica presenta la correlación entre el PIB (en US$ 2013 ppp) y la cobertura en agua y saneamiento rural. Demuestra de forma general esta relación, pero también la alta variabilidad. Hay países relativamente pobres que han logrado una cobertura casi universal (como Guyana en agua o Belice en saneamiento), mientras hay países con un PIB muy alto, que aún tienen un porcentaje significativa de su población sin sanemaiento (como Panamá).

Si asumimos una tasa de crecimiento económico promedio de 2%/año, en 2030 América Latina tendrá un PIB promedio parecido a la que tiene Uruguay ahora (alrededor de 20,000 US$ de 2013 ppp). Considerando este crecimiento del PIB y las tasa de aumento de cobertura históricas, hay cierta potencial de vencer la línea de tendencia, pero esperar en todos los países una cobertura rural de 100% no es realista. Para saneamiento, la correlación entre PIB y cobertura es menos fuerte. Posiblemente factores como actitud y conocimiento de la población, geografía y compromiso político influyen. Lo bueno de esto es que dinero no es el (único) problema. Énfasis en aspectos como priorización política o generación de demanda puede tener mucho impacto – aunque también sabemos que eso no es fácil.

De cobertura a nivel de servicio

Estamos conscientes que lograr los ODS no es solo cuestión de cobertura universal. Los ODS requiere que el agua es de calidad, de continuidad y fácilmente accesible. No existen datos consolidados de toda la región, pero podemos deducir de varios estudios. La gráfica con los resultados de unos 8000 acueductos y 6000 prestadores incluidos en SIASAR de Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana demuestra que los sistemas de agua rural tienen problemas, aunque no tan grandes, con la mayoría en categoría B. El problema principal está con los prestadores que tienen problemas más serios, sobre todo en su gestión financiera. Y encontramos datos parecidos de otros países como Belice. Todo indica que los sistemas de agua están ahí, son funcionales, el agua fluye, pero con problemas de calidad y continuidad. Y hay problemas con el desempeno de los prestadores.

El indicador de ODS en el cual la región si ya está bien encaminada es la accesibilidad. Un 68% de la población rural tiene su acceso mediante agua entubado con conexiones domiciliarias. Y en la mayor parte de la región, es la aspiración de la población de la gente de tener agua en la agua. Con excpeción de geografías dificiles y poblaciones dispersas en el interior de Surinam y Guyana, en islotes aisladas de las Bahamas, o comunidades muy pequeñas de los Andes, es de esperar que el aumento de cobertura futuro será a través de sistemas con connexiones domiciliarias. Y obviamente al mismo tiempo, se debe definir modelos de intervención para las poblaciones dispersas, con soluciones individuales apropiadas.

En conclusión

La región ha logrado los ODM en agua, incluyendo en zonas rurales. Pero ahora viene la parte difícil: superar la linea de tendencia en la parte de la curva S que tiende a descender. Para eso, veo que el vaso está medio lleno: la región tiene recursos económicos que deberían permitir llegar muy lejos, aunque tal vez no al 100%. Mi predicción es una cobertura con agua rural de entre 90 y 95% para la región, dependiendo sobre todo de como los países grandes como Brasil y Colombia se desempeñarán.

El factor complicante es hacerlo en paralela a otro gran desafío: mantenimiento y mejoramiento de los servicios existentes, sobre todo en temas de calidad y continuidad. Siempre habrá competencia de recursos entre atender a traer agua a aquellos que no la tienen y mantener y mejorar lo que hay. Los países que logran encontrar este balance, tendrán el mejor chance de lograr los ODS.

Donde el vaso es definitivamente medio lleno es en saneamiento rural. Claro, la tasa de crecimiento en saneamiento ha sido bueno durante el periodo de los ODM, pero no será suficiente para alcanzar los ODS. Superar la línea de tendencia no sólo requiere más inversión, pero sobre todo mayor énfasis en aspectos de priorización política y cambio de comportamientos son necesarios. Estos aspectos tal vez no cuestan mucho dinero, pero son muy difíciles de generar. Mi predicción es que la cobertura de saneamiento rural en el 2030 será de 85%. 

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