En base a una revisión de costos de unos 179 proyectos de agua y saneamiento realizados por el FHIS (Fondo Hondureño de Inversión Social) en los últimos cinco años, estamos estableciendo rangos de costos unitarios de acuerdo a diferentes modelos de intervención. Además identificamos los factores que influyen en estos costos.
Fecha publicación: 06/03/2015
En Honduras, los programas de agua y saneamiento se ejecutan bajo un gran número de modelos de intervención. Estos modelos se diferencian entre si por la definición del ámbito de aplicación, la fase del ciclo de servicio al cual aplica o tipo de proyecto, la definición del nivel de servicio a alcanzar, la forma de manejo del ciclo de proyecto, la modalidad de manejo financiero de la inversión, incluyendo la forma de manejar adquisiciones y contrataciones, y los costos unitarios de referencia, líneas de corte, y reglas sobre (co)financiamiento.
Esta diversidad de modelos de intervención se discutió durante un seminario sobre el tema. Según los participantes, esta diversidad de alguna forma responde a las diversas necesidades de inversión en agua y saneamiento en diferentes partes del país; pero también se siente que a veces son definidos por demandas de cooperantes externos, sin saber por qué se aplica un cierto modelo o componente de intervención. Además, muchas veces no se sabe cuál de los modelos es el más eficaz en cuanto a costos en un cierto segmento de la población.
En seguimiento a los resultados del seminario, se decidió realizar una sistematización sobre los modelos de intervención, sobre todo en los aspectos de costos y financiamiento. Los objetivos específicos de esta sistematización son:
El estudio consiste de un análisis de los costos de 179 proyectos de inversión realizados por el FHIS (Fondo Hondureño de Inversión Social), como uno de los principales ejecutores de proyectos en el país, en el periodo de 2006-2011, en relación a los componentes del modelo de intervención bajo los cuales los proyectos fueron ejecutados.
El análisis de los costos fue realizado empleando la información contenida en la base de datos del FHIS, complementado por una revisión de archivos y expedientes de proyectos y entrevistas a responsables de los diversos programas. Lo anterior también sirvió para tipificar los componentes de modelos de intervención bajo los cuales los proyectos fueron ejecutados. La mayor deficiencia en la base de datos es la falta casi total de información del nivel de servicio, antes o después de la intervención. Debido a ello, no se puede analizar el cambio que un proyecto ha generado en la comunidad, ni relacionarlo con el nivel de inversión realizado. El estudio genera recomendaciones específicas para aplicar definiciones más consistentes e incluir ítems de información en la base de datos, como el tipo de proyecto y el nivel de servicio.
El estudio confirma la existencia de un gran número de modelos de intervención. Por cada componente de un modelo de intervención, típicamente se aplican tres o cuatro posibles opciones. En donde la aplicación de una opción depende, en algunos componentes, de las normas del Estado, como es el caso de las adquisiciones o el diseño. Para otros componentes, no existen criterios claros sobre qué opción seleccionar. Antes de establecer costos unitarios de acuerdo a los modelos de intervención, existe la necesidad de definir de forma más clara los modelos de intervención como tales, y sobre todo qué opción por componente aplicar bajo qué condiciones.
Encontramos una alta variabilidad en los costos unitarios en los proyectos de agua, desde menos de 50 US$/persona hasta más de 450 US$/persona, con una media de 250 US$/persona. Para proyectos de letrinas el rango de costos fue menor, con costos oscilando entre 50 y 250 US$/persona, y una media de 140 US$/persona.
Los costos per cápita son explicados fundamentalmente por dos factores: el tipo de proyecto (si consiste del desarrollo de un sistema nuevo, una ampliación o reemplazo), y el tamaño de la población atendida. Como es de esperar, el desarrollo de sistemas totalmente nuevos tiene costos per cápita más altos que las ampliaciones. Los proyectos de reemplazo tienen un costo intermedio, dependiendo del alcance de los mismos: una rehabilitación parcial de uno o varios componentes de la infraestructura tiene costos menores a una reposición total. En comunidades más pequeñas los costos per cápita son mucho más altos que en las comunidades grandes – probablemente debido a las economías de escala en estas últimas. Un tercer factor que tiene influencia en el costo unitario es el nivel de pobreza de la población. Los proyectos ejecutados en municipios con niveles de pobreza más altos, tienen en promedio costos unitarios más altos.
Un factor que tiene una influencia indirecta es el volumen del proyecto. El análisis muestra que existe un gran número de proyectos pequeños según el nivel de gasto total (menos de 50,000 US$), que son principalmente ampliaciones menores o reposiciones parciales y proyectos en comunidades muy pequeñas. Dado que el overhead del FHIS es un costo fijo, tiene un peso relativo mayor en proyectos de volumen pequeño.
Un análisis de otros factores que pudieran influenciar el costo per cápita, como la forma de manejo del ciclo del proyecto, las modalidades de ejecución y adquisiciones o el tipo de letrina y caseta, no parecieron tener una influencia importante en el costo unitario.
Concluimos que no se puede definir costos unitarios según modelos de intervención, mientras los mismos modelos no son definidos claramente. Más bien vemos más potencial de definir los costos de acuerdo a los factores que tienen mayor influencia: tipo de proyecto y tamaño de población. También concluimos que los costos unitarios deben definirse en forma de rangos, y no a través de un número único, en vista de la gran variabilidad en los costos. Consideramos que estos costos unitarios han de ser una referencia y no una línea de corte. En ciertos casos, los costos de abastecer una población son sencillamente altos, como encontramos en el estudio. Si un proyecto tiene un costo muy por encima de los rangos de referencia, debe generarse una alerta, que puede resultar en un análisis de alternativas. Pero no implica que una población tenga que quedarse sin servicio de agua o saneamiento.
Finalmente, el estudio también concluye que los costos unitarios apenas forman uno de los componentes de los modelos de intervención por los cuales hay necesidad de aclararlos. Existe necesidad y potencial de definir más claramente cada componente, especialmente definir criterios claros sobre qué opción de componente aplicar bajo qué condiciones. Siendo prioritario – desde el punto de vista de costos – en este proceso de aclaración: a) la definición del grado de cofinanciamiento, b) la factibilidad de la realización de proyectos de volumen menor, y c) el nivel de servicio a alcanzar.
A continuación encuentren tanto el informe del estudio completo, como una presentación resumen y una serie de blogs sobre el tema.